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viernes, 15 de marzo de 2013

Lo Que Mi Marido No... ( Sabe ) Conclusión ...





Lo que mi marido no © ( Helena ) 
G.O. Tigers , Ludo Mentis ®
Capítulo 01-  2ª Parte  (  Lo que Mi Marido no Sabe  ) 
07/ -01-2012
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A la fecha, y aún cuando como algunos de ustedes sabrá., yo misma nunca he sabido el porque de haberle propinado tal caricia con mis labios, pues aunque después en otras ocasiones antes y después de que finalmente él despidiera de la compañía a mi marido, cuando volvía a exigirme que me le entregara a él o alguno de sus clientes o conocidos, siempre comenzaba prodigándoles aquel tierno detalle que más que un beso parecía quizás ser un símbolo de mi sumisión y agradecimiento ante sus virilidades, en ese momento hecho por una boca que hasta ese día se había considerado fiel a su promesa y que en cambio a partir de ese momento mancharía para siempre sus labios con la indeleble marca del adulterio.

‑ ¡Ohhhh, Sssiiiiiii  hmmmm!.,   ¡ así!., que linda y obediente resultó la señora  Autrey ...  ‑ Exclamó en un ahogado gruñido primero.


‑Eso es señora., béselo...  Béseme bien esa verga., la misma con la que me iba a empinar a su marido si usted no se me empinaba prim-e-er- o- oh- ohhhhhhh...‑    Callé sus insultantes palabras al momento en que sintió recorriendo con mis labios entreabiertos toda aquella masculinidad que él pretendía que yo complaciera.

Ahh sí..   Así...   Eso es Helenita, ahhh., chúpela y bésela con esos labios de señora casada.,  para que después cuando bese a su lindo maridito, se acuerde de que con esos mismos labios, me estuvo besando la verga... ‑   Vino el siguiente y aún más sórdido comentario que poco tiempo después ya no podría yo apartar de mis pensamientos cada vez que saludaba o despedía a mi marido con un beso.

Recuerdo que fue entonces que terminé de descubrir aquella parte oculta y oscura de mi naturaleza que ni aún cuando siendo soltera o en mis fantasías más íntimas había yo supuesto que un día hubiera yo querido admitir.    Y era que me gustaba sentirme de alguna manera abusada y obligada a tolerar la coerción para aceptar hacer cosas, y que aún cuando en ese momento tendría yo que admitir la excitación que sentía por el simple hecho de estar allí con aquel hombre a punto de profanar por primera vez mis castos labios., de manera inconsciente aquella negación de la que tanto hablan los psicólogos, por momentos y ante la reveladora circunstancia que acababa yo descubrir, me hacía pretender engañarme al tiempo que me decía a mi misma que todo aquello lo hacía únicamente por mi marido y que no perdiera su empleo.

Poco más recuerdo de cómo fue que lo cubrí de palmo a palmo con tiernos besos y suaves mordiscos que con mis labios lo hacían palpitar agitadamente y ponerse aún más tieso.,  hasta que en un momento tomándolo por sorpresa forme con mi boca una gran "O" lista para acomodarlo dentro de ella.

Decir que me produjo un gran placer o que duró mucho tiempo dentro de mis labios, no sería una verdad muy cierta pues su miembro era tan grande y gordo que me resultaba algo incómodo de acomodar., y sumándose esto como frecuentemente él lo empujaba más de la cuenta hasta tocar con la punta mi colgante úvula, produciéndome una sensación de nauseas y ganas de vomitar mientras que por el otro lado su extremada carnosidad, me hacía difícil acomodarlo dentro de mi y pronto  comencé a sentir cansancio en la quijada. 

 Aunque y tal como dije antes,  en ese momento el placer y la lujuria que en mí se había despertado, no provenía del hecho de sentir alguna satisfacción corporal, sino de estar siendo obligada a serle infiel a mi marido y sentirme usada como la más vil de las adúlteras pirujas., al tiempo que él sólo demandaba de mí su satisfacción.

Entonces cuando después de algunos minutos yo comencé a presentir su inminente eyaculación, extrayéndolo de mis labios por un instante, que aproveché a besuquearlo nuevamente recorriendo desde la punta hasta la base del miembro e incluso continuar un poco más abajo , a donde mis labios fueron a plantarle sendos besos en los rellenos sacos golgantes que contenían su vital sustancia de Macho.   Y  entre uno y otro mordisquillo suave que le di con los pétalos de mi boca, le pregunté si le gustaba lo que le hacía y estaría listo ya para venirse., pues necesitaría que me avisara antes de terminar para poder apartarme con tiempo y evitar que se derramara encima de mí.

Pero en vez de contestarme, extasiado ante mí él únicamente flexionó un poco las piernas al tiempo en que jalando por ambos lados el frente elástico de mi brassiere hacia delante, apartó de mi su enardecida carne, que por unos instantes pude contemplar bamboleándose frente a mí con los brillos de algunas luces que iluminando débilmente el lugar la hacían relucir toda cubierta y bañada con mi saliva. En tanto que aparte de mis propias babas,  en el bulboso glande se notaban algunas muestras que escurrían de su líquido pre -  seminal que anunciaban ya su cada vez más cercana e inminente culminación.

Extrañada yo no atinaba a saber qué era lo que él pretendía hacer hora conmigo, hasta que de pronto primero lo vi echarse un poco hacia atrás, para acto seguido colocar su encendido falo bajo el cintillo que rodeando mi cuerpo justo debajo de mis pechos y las copas de mi sostén, enseguida soltar la elástica tela de entre sus manos para que tal cual si éste pudiera pensar en fugarse con el latigazo que mi prenda dio encima de él, aprisionarlo entre las ajustadas copas de mi brassiere y las suaves carnes de mis senos maduros que junto a mi estuprado sujetador se cerraron en torno a su masculinidad.

‑ ¡Uhhumm mami! , así que rico se siente me verga sumida aquí entre tus tetas‑   Exclamó  él sin reparos hacia mi persona,  antes de .revelar todavía con mayor saña en mi contra.     ‑Desde la fiesta de Navidad en que te vi con aquel vestido rojo del que parecía que se te iban a salir las ubres, soñaba con tenerte así y ver que linda te podías ver así con mi palo clavado allí en medio‑

Terminó de escupirme tan viles palabras antes de haberse acomodado bien entre mis pechos y la ajustada  prenda, para moverse enseguida hacia arriba cuando me ordenó. ‑Ahora chupalo otra vez., cada vez que te  presente la punta para mamarlo, tú chupalo o bésamelo hasta que yo ya este listo para derramarme y llenarte la boca...
Pero fue allí apenas, en ese momento cuando yo caí en cuenta de lo que pretendía y estaba por ocurrir si conseguía cumplir con sus intenciones cuando le dije que yo nunca había hecho eso.   E incluso cuando mi marido me lo pidiera en distintas ocasiones, eso era algo que yo no había hecho por él y siempre le había negado terminar dentro de mi boca.

..,Bueno pues si quiera ya me tocó a mi algo que no le das a todos los otros‑   Contestó él de manera humillante en tono burlón.  Y notando enseguida en mi cara total desconcierto y ansias por lo que le había oído decir, quiso aclararme en forma tajante:

              -Mira Helenita, de que voy a mojarte con mis mocos, no hay duda., tú  sólo decides si te los tragas todos y se van en esa boquita, o si prefieres que te los embarre por la cara, las tetas o la blusa y te haga que regreses así a la fiesta toda embarrada de leche, y todos, incluido tu marido, vean lo puta y buena mamadora de jefes que resultaste ser...  Así que tú elige. 

        ¡A- aaghh aquí  vaaannn!...   Tómalos... ¡Tómalos todos putona!...   ‑  Recuerdo bien como me dijo, al momento en que – supongo yo ‑  más excitado que por la sensación física, por la visión y las tremendas palabras con las que buscando humillarme me escupía de su boca., exclamó justo al momento en que yo alcancé a ver como el ojo de su pene pareció abrirse por un instante que justo vino una milésima de segundo antes de que como una serpiente cargada de ponzoña escupiera hacia mí su primera descarga de leche pastosa y pesada que alcancé a atrapar con mis labios,  antes de que precipitadamente cerrara yo la distancia que me separaba de él, e intentando que verdaderamente no fuera él a hacerme un batidillo las ropas o el pelo, lo aprisionara dentro de mi boca que de inmediato sellé alrededor de su carne para succionarlo y evitar que con la segunda descarga me dejara algún rastro que tal y como él había dicho , pudiera denunciar ante los demás, el obsceno acto cometido en contra la honorabilidad y buen nombre de mi marido, a cambio de mantener  su puesto .dentro de aquella empresa.

Dado lo que sucedió enseguida, y aunque no estoy del todo segura, creo que siendo la segunda erupción incluso mas vigorosa que la inicial, antes de que contara al menos otras cuatro descargas, decididas impedir que restos del  viscoso coctel de tonos lechosos grisáceos pudieran acabar regándose fuera de  mis labios,  repentinamente mis mejillas se inflaron alrededor de la tremenda pajilla de carne pulsante que no dejaba de convulsionarse agitadamente una y otra vez en mi boca con cada torrida oleada de semen,  y sin poder impedirlo ya de ninguna manera en ese momento, debido a la intensidad de cada descarga por momentos me hicieron sentir como si los cachetes estuvieran próximos a reventarse o fuera  atener que acabar escupiendo todo de vuelta sobre su pene y afuera.

Sin embargo tal cosa no ocurrió y logrando contener mis reflejos, aun cuando, al tiempo que él parecía no querer terminar de producir y bombear dentro de mí la pesada sustancia con que inundaba mis infladas mejillas, continuaba esforzándome por mantener aquel miembro totalmente encajado y sellado dentro mis labios, procuraba evitar algún indeseable derrame que posteriormente delatara lo sucedido en el instante que para mi propio colmo de males, mi peor presentimiento de pronto ocurrió y se volvió realidad al momento en que sin dejar de prestar atención a aquel tremendo tubérculo que se convulsionaba y encharcaba el interior de mi boca, cuando sobresaltada por el rabillo del ojo alcancé a percibir  unas sombras muy largas primero.   Para descubrir enseguida que se trataba de  uno de los invitados al que acompañándole una de las secretarias de mi marido iban en dirección a la puerta de vidrio que daba acceso del jardín a la casa cuando de pronto, al observarnos por unos cuantos instantes detuvieron su paso para quedarse parados  sin saber que hacer o decir al descubrir la escena que supongo yo que dedujeron que sucedía entre el anfitrión y la esposa de alguno otro de sus invitados

En el momento , ya sintiéndome descubierta, alcancé a suponer que quizás si no hacia yo nada estúpido que terminara de delatar mi identidad ante ellos, quizás debido a la oscuridad y precipitado de la situación en que nos hallaron, probablemente pudiera yo todavía esperar que ante el sobresalto  tal vez  no alcanzaran a tener tiempo para identificarme.

 ‑ ¡ Ohhhhgg!  ahhhh si  Helenita!... ¡Así!... Señora Autrey...   ¡Usted siga ordeñándomelo  con esa boca que ya casi termina de tragarse toda mi leche‑  ...  La revelación fue fatal y deliberada., ‑eso lo sé ahora y desde ese mismo momento  ‑  Que para fastidiarme aquel hombre dijo en voz alta mi nombre y lo que le hacía con mi boca.   Descubriendo indudablemente con ello mi identidad para aquellos dos y quien más pudiera estar por ahí cerca o fueran después a contarles el ilícito acto que acababan de ver que se cometía entre mis labios de señora casada y aquel grueso pene que me tenía tan llena la boca.

Al momento de saber lo que aquel despreciable hombre había propiciado que sucediera después , mi angustia era absoluta y me hizo sentir absolutamente perdida y arrepentida de mi estúpida ingenuidad que pese a todo me condicionó a que siguiera prestando mi boca a modo de deposito para la inmundicia que aun salía de la punta de éste hacia mí.

Hasta que así, ya cuando hubo  terminado de derramarse dentro de mis labios, con voz calmada me dijo:    ‑No sé como es que dice que nunca le ha dejado hacer esto a su marido señora., si se ve que es usted tan buena para mamarle la reata a un hombre ...     Se ve que en usted esto se da natural.‑

Lanzó el sucio comentario y luego añadió con sorna...   –Casi se me sale hasta el cerebro con esa boquita que usted tiene....

Para mortificarme aun más  sugiriendo :   ‑¡Ahh ya se!., usted es de esas señoras bien portaditas en casa que se niegan a complacer a sus maridos con las cosas que ellos les piden por miedo a que estos se den cuenta o sospechen lo putas cabronas que son., no es así?‑       Cuestionó y culminó    ‑Por lo que yo pude ver, le apuesto que no soy el primero al que usted le hace venirse así aunque no sé si muy seguido lo haga tan cerca de su marido o estando éste presente...

Yo no podía creer todo lo que acababa de ocurrir  en aquella fiesta.  Por primera vez le había faltado a mi marido, había gozado siéndole infiel de tan vil manera con su jefe y de menos dos personas ya se habían enterado de mi inapropiada conducta.

– Era toda una estúpida –  Pensé para mí lamentando lo que acaba de suceder y en lo que en un santiamén me había convertido.

Quería pararme de aquel sitio e ir a buscarlos antes de que ellos entraran y poder pedirles que por favor no fueran  a contarle a nadie lo que habían visto, pero me moría de vergüenza nada más de verlos,. por lo que  cuando dieron la vuelta para hacer mutis y regresar a la casa,  y noté como mientras el hombre parecía querer seguir contemplándome allí arrodillada frente al muy infeliz dueño de la propiedad y anfitrión de la noche con su inmenso garrote clavado todo dentro de aquella boca que se prestaba a modo de recipiente para su semen., por su parte la mujer meneando la cabeza de un lado a otro con gesto indignado en señal desaprobatoria  de mi conducta.  E imposibilitada de salir a su encuentro por tan distintos factores como lo eran el hecho de que el sujeto que de tan deleznable manera  me había envilecido a mí , a mi esposo , mis hijos y los labios con los que afectuosamente  los besaba tan llena de amor al parecer aun no había terminado conmigo ni me había dicho que podía ya retirarme., hizo que entendiera que no tenía más que confiar en la discreción que pudieran tener .

‑Hummm., en verdad que con una mujercita así como tú, tu marido no debería de tener ningún problema por conseguir empleo o convencer a los clientes. ‑ ...    Dijo él dispuesto a ensañarse aún más conmigo y hacerme avergonzar por haberme dejado convencer tan fácilmente. ante sus insanos deseos.

Yo caía cada vez más en cuenta de la gravedad de mis actos y la manera en que los mismos podrían cambiar mi futuro al lado de Daniely nuestra relación., pero no sabia que hacer y me encontraba asustada y confundida al extremo.    Amén de no tener idea de que hacer a continuación, cuando él sacó de mi boca su miembro que poco a poco comenzaba a desinflarse.    Mi primera reacción fue  tratar de agacharme y escupir el semen con que me había inundado pero en la posición en que me encontraba y aún con su pene empalmado entre mis pechos y aprisionado con mi brassiere me pareció  que sería muy fácil que algo de su sustancia se derramara sobre de mí o mis ropas.

Por su parte él, dueño de sus dominios, pareciendo no preocuparle en lo más mínimo nada de lo sucedido, ni haber sido descubiertos por sus invitados,  me veía algo divertido de la predicamento en que me encontraba, cuando pidió   .‑ Oye Helenita., ya que estás allá abajo, ¿ te puedo pedir un favor?...

A lo que yo sintiendo que aquello era lo mas apropiado ,dada la condición a la que ahora enfrentaba ya en tal desventaja, asentí con la cabeza sin reparar en ese momento en lo dolosa de su manera de dirigirse a mi.   ‑Alcánzame tus calzoncitos que si no se van a ensuciar allá abajo en el pasto‑

Fue la petición tal que como dije antes , en medio de mi aturdimiento no alcancé a pensar para cuando me di cuenta de que tal cual me había sido solicitado, yo ya los había recogido y entregado en su mano.

Al extendérsela, él tomó la prenda de entre mis dedos y haciéndola una bolita la acerco a su nariz para inhalar el fuerte aroma que de mi feminidad habrían quedado impregnados, para después dejándolos extenderse, bajar su mano hacia mi rostro y limpiar de mis mejillas todo rastro de sus fluidos corporales y después enrollando alrededor de su miembro aquella diminuta, pero ‑para mí ‑ sumamente preciada y muy simbólica prenda, que terminó siendo usada por él para limpiarse con ésta su flácido miembro que pronto embarró con su viscosa sustancia por todas partes el delicado material con que habían sido confeccionada para cubrirme y ser usada por mí..

... ¿Tú sabes lo que acabas de hacer?‑     Me hizo la pregunta mientras terminaba de limpiarse.

Yo con la boca llena aun de aquel semen simplemente no contesté nada; y victima ya totalmente de mis remordimientos, quedé callada tratando de desaparecer de su mirada cuando él contesto por mí:

..‑ Ni más ni menos te acabas de convertir en la más puta de las putas que yo haya tenido., y yo te acabo de marcar de ahora en adelante como una simple y vulgar pirujita de ocasión.    Que serás mi detallito de confianza, pues de otra manera le contaré a tu marido las cosas que  tú haces estando él cerca., para que se imagine hasta las que no harás cuando él esta lejos.

Luego continuó  su asalto a mi dignidad emputecida.   ‑De aquí en adelante serás  Helena o Señora De Autrey cuando estés con tu marido o conocidos., pero cuado vayas conmigo o mis amigos serás Helenita la Putita amiga de su jefe o la putona señora de Daniel!!!”

Entonces notando que yo no atinaba a pasar el pesado semen que el había arrojado dentro de mí apenas hacía unos cuantos momentos atrás, terminó acercando a mi rostro la mancillada prenda al tiempo que mas que preguntarme fue una simple ordenanza.     ‑ ¿ Que esperas para tragarte toda la leche que me sacaste de los huevos?...  ‑    Y enseguida extender la instrucción:

¡Trágatelos!... trágate todo mi licuado de ostiones, si no quieres que te unte con tus mismos calzones toda la jeta y después vaya y delante de todos se los arroje en la cara al idiota de tu marido. y así junto con él, que seguramente los reconocerá, todos los demás vean como se ven embarrados tus calzones con ellos y después te haga que vbayas y entres para que te vean con la cara toda embarrada con mi leche.

Amenaza ante la cual, sin más tuve que acceder., y así tal como me lo indicara después de tragar semen por primera vez en mi vida, abrir la boca para mostrarle que ya me había pasado todo aquel caldo viscoso que él había depositado en mí y que  ahora había ido a parar a mi estomago junto la comida que habían ofrecido durante la cena.

Totalmente  vencida y derrotada como nunca sentí que lo hubiera estado antes., luego llegó el acto final con el que aprovechándose de mi condición de esposa y ahora señora infiel y sumisa ante un nuevo hombre, me hizo pararme y que me acomodara las ropas mientras me decía que pronto  me llamaría o de manera discreta me haría saber  con mi marido cuando sería la próxima vez que me vería.    Caso que seguramente ocurriría cuando él lo enviara de viaje al interior del país  y que cuando me viera se aseguraría de que yo luciera incluso todavía más a su gusto., o más “putona” – como pronto después de aquella noche, descubrí que él gustaba decirme a mí.  Y que en adelante sería una palabra que escucharía de manera frecuente.

Así todas las cosas, cuando a excepción de mis panties, lo mejor que pude hube terminado de acomodarme el resto de las prendas que llevaba puestas conmigo aquella noche, estaba por pedirle a él mis empapados y sucios panties, pues no sabía como explicarle después a mi marido el haberlos perdido., cuando él, que noto que yo extendía mi mano para intentar arrebatárselos y hacerme de ellos de nuevo, se dio cuenta de mi angustia por recuperarlos y me indico que si los quería tener de vuelta., tendría que ponérmelos enseguida.  A lo que reclame que los quería de vuelta pero quería lavarlos antes de ponérmelos nuevamente.

Sin embargo él se opuso a esto y con la misma amenaza de enlodarme con ellos por todo el cuerpo y rostro, me hizo levantarme nuevamente la falda y separando las piernas dejarle colocármelos en su sitio para anudar sus cintas alrededor de mis caderas y permitirle ver como se me veían puestos.    Mientras que yo de inmediato sentí como aquel viscoso caldo con que los había embarrado casi en su totalidad, comenzaba a embadurnárseme por la entrepierna, vellos púbicos y parte de los glúteos que de inmediato sentí pegosteárseme contra su tela, haciéndome sentir totalmente embarrada con su jugo.

Una vez que hubo terminado de contemplar su obra se me acercó y dándome un beso en la mejilla se aproximó hacia mi oído y supongo que dando las gracias a su manera me dijo:   ‑ Gracias Señora Autrey., es usted muy amable, puede decir a su marido que al menos por el momento podrá pasar a cobrar su cheque de la siguiente quincena‑...     Y  dándome una suave palmada en el área cercana a mi triangulo sacro lumbar para abarcar a mis dos glúteos de una sola pasada, despedirse de mí y retirarse rumbo a la casa.

Yo esperé un rato más sintiendo entre mis piernas, sobre mi pubís y glúteos, aquella pegajosa crema  que parecía comenzar a secarse., hasta quearfmándome de valor decidí volver a la casa y tratar de entrar como si nada hubiera ocurrido.   Pero tal y como sucedió y ustedes podrán imaginar, en vez de encontrar la calma y simplemente poder reunirme con mi marido para pedirle que regresáramos a nuestro hogar.,   justo cuando entré vi al infeliz éste parado muy cerca de mi querido Daniel,  conversando con un hombre a quien para indicarle que volteara a mirar le diera un codazo, de inmediato reaccionó y cuando volteo a verme le vi como una no muy circunspecta sonrisa se le dibujaba de lado a lado en el rostro antes de que asintiendo con la cabeza siguiera escuchando lo que este le decía, mientras que alzando hacia mí la copa de lo que fuera que estuviese bebiendo, a modo de brindes su sonrisa aumentara al verme pasar con dirección hacia el baño.

Minutos mas tarde luego de refrescarme un poco, estaba por decidir que hacer al respecto de mis labios y estropeadas pantaletitas, cuando alguien me impidió que hiciera cualquier cosa que pudiera habérsele ocurrido a mi cabeza y de pronto comenzó a pedirme que le cediera el uso del tocador por una causa de fuerza mayor que tenía.

“¿Usted cree tener una urgencia?...  no sabe lo que diría si le cuento o le muestro el estado en que me yo me estoy” ...  – recuerdo que quise gritarle a través de la puerta para que dejara de fastidiarme y me diera tiempo de decidir lo que haría.,  pero no queriendo tener ya otro desaguisado, lo único que me quedó por hacer fue reunir los arrestos  dignidad que  au pudieran quedarme guardados y salir en busca de mi engañado marido.

Después de salir del baño , sin haber podido arreglarme con propiedad por fin volví a encontrar a mi esposo y movida por un viento de resolución que me hizo caminar como la más bella de todas las santas mujeres, sobre mis estilizados zapatos me dirigí hacia él lo más serena que pude hasta que al pasar cerca de una mesa en la que había servidos unos bocadillos, junto a la que se encontraba parada la secretaria de mi marido y otras dos mujeres., aquel casi mágico impulso empezó abandonar al escuchar que murmuraban a mis expensas. Y a mis espaldas oírle decir a alguna de ellas que era yo una  indecente e impúdica adultera cualquiera.

Y a mí, sin más que alegar ante lo que ella o había visto o la otra hubiera podido decirle ya a esas horas, no me quedo más que aguantarme la pena , intentar no sonrojarme y esperar que al menos mi reputación quedara entre ellas y no le contaran a mi marido nada de lo sucedido.

Ya después de una particularmente  difícil tanda de despedidas y falsos cumplidos y buenos deseos, nos despedimos y yo regresé con mi esposo a casa sintiendo durante todo el trayecto el semen de otro hombre secándoseme bajo el vestido y endureciéndose sobre el material de aquellas pantaletas que tanto sabía yo que le gustaban a mi marido que poco o nada sospechaba sobre como lucirían si acaso en ese momento por mala fortuna o antojo él hubiera osado a levantar la tela de mi falda...

Así, aquello fue sólo el principio pero tal y como dije antes,  aunque después ocurrieron más situaciones entre Daniel, su jefe y mi cada vez más perdida conciencia, que ocasionó que poco a poco nuestra relación fuera cambiando, aunque todavía hay cosas de mí que él no sospecha  que yo he hecho o tuve que hacer por él y los niños, pero que por obvias razones preferiría no contar  a no ser que a alguno de ustedes les pudiera interesar saber.

Confesión a Ludo Mentis
Redacción   GO Tigers.

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9 comentarios:

  1. Excelente Ludo !
    gracias amigo !!!
    romeo1515

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  2. Gracias Romeo., gracias:

    Me pregunto si no me pasé un poco de "descriptivo" y soez con la boquita del jefe que parece a mi manera de ver, boca de carretonero...

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  3. extranaba esto querido amigo. sabes que me encantan bien perras y mejor si hay alguien se se aproveche de ella. pobre marido, ya todos en la oficina deben estar hablando de la boquita "O" de su esposa
    Francisco

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    Respuestas
    1. Gracias Panchisco:

      Aunque sé que nuestros momentos ya no coinciden como antes, siempre has estado ahí para alentarme en distintas incursiones que he hecho con esto.


      Celebro te hay gustado y consideres que aun tengo "ese toque"

      Ludo

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  4. Hola Ludo,
    no, para nada amigo, creo que eso justamente hace la diferencia entre una persona que se siente superior a su "presa" y es una manera de medirla.Por otro lado,aunque suene misógino, sadico, perverso, a la mujer le exita ese vocabulario soez y sustituye a la agresión física, que dentro de los límites que la misma pareja imponga,resulta sumamente cachondo.Yo tuve alguna vez una secretaria que cuando teníamos relaciones dentro de mi oficina, me pedía que le dijera "cochinadas" que a su marido ni en sueños le pediría.Ni modo ! naturaleza humana...y quienes somos nosotros para negarles la felicidad???
    Un abrazo.
    romeo1515

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  5. Hola señor autor, lo felicito por su trabajo tan sexi y quiero decir tantas cosas sobre el mismo que no se por donde empezar.
    Primeramente que me sorprende lo descriptivo y que no cae en lo sucio, al contrario me pareció muy artístico y por demás caliente.
    Yo como la misma Helena no pude evitar que mis pantys se mojaran conforme las cosas iban pasando. Cada detalle y cada sensación descrita me hacen pensar que esto de verdad es una confesión y créanme que esto pasa mas comúnmente de lo que creen, madres que son capaces de hacer lo que sea por sus familias. Bueno, estaré al pendiente de su blogg que a penas he hurgado un poquito. Muchas gracias le mando un beso

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  6. Excelente relato, Ludo, como todos los tuyos.
    Perdóname pero ando un poco perdido por tu blog, por favor, puedes decirme donde encontrar el capítulo 1, 1ª parte.
    Gracias por tus relatos

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  7. Ok, ok, perdóname Ludo, ya lo vi más arriba. Voy a empezar a leerlo.
    Gracias.

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  8. a muchos de nosotros nos interesa saber, queremos saber mas

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